Este anteproyecto de ley nace con el objetivo de fomentar métodos extrajudiciales, como la mediación, para aligerar la situación de colapso a la que hacen frente los juzgados del país. Una situación que según los magistrados ha llegado a límites insospechados.
Javier Wilhelm, 11 Enero 2019 Ciencia y Educación, Política
El Ministerio de Justicia español aprueba ante el consejo de ministros un anteproyecto de ley para potenciar el uso de la mediación.
Este anteproyecto de ley nace con el objetivo de fomentar métodos extrajudiciales, como la mediación, para aligerar la situación de colapso a la que hacen frente los juzgados del país. Una situación que según los magistrados ha llegado a límites insospechados. Es en este contexto que la mediación aparece como la solución a seguir. Javier Wilhelm, mediador profesional y codirector del Máster en Mediación Profesional de la Barcelona School of Management, asegura que, comparado con otras vías, la mediación es un proceso rápido y económico, ‘tanto en lo emocional cómo en el aspecto financiero’. Es la oportunidad de resolver conflictos en un ámbito seguro, donde las personas son las protagonistas y pueden llegar a acuerdos hechos a medida.
Hasta la aprobación de este anteproyecto de ley se ha acudido a la mediación, siempre que la persona conociera este mecanismo, de forma voluntaria. A partir de ahora, el Estado provocará que las personas estén informadas y puedan decidir por ellas mismas si la mediación es el mejor escenario para resolver sus disputas. Mediante dicho anteproyecto de ley, se quiere inserir el concepto de obligación mitigada en la mediación. Esto significa que será obligatorio para las dos partes acudir a una sesión de mediación en la que se les informará y se explorarán las posibilidades de llegar a un acuerdo por esta vía antes de interponer una demanda. También el juez podrá pedir que las partes atiendan a una sesión de mediación durante el transcurso de un proceso si lo considera pertinente.
Con este anteproyecto de ley, el Ministerio de Justicia pretende enmendar la actual Ley de Mediación Civil y Mercantil que se aprobó en el año 2012 y que no ha alcanzado los objetivos que planteaba. De todos modos ésta es una modificación que llega tarde, en comparación con los demás países de la Unión Europea. El Consejo Europeo ya emitió una directiva el 21 de mayo de 2008 que afectaba algunos aspectos de la mediación en asuntos civiles y mercantiles. Esta directiva fue el primer paso para fomentar el uso de la mediación. Cabe recordar, sin embargo, que las directivas europeas son normas que vinculan a todos los países miembros para alcanzar un objetivo en común, pero dejan a cada estado la libertad de elegir el camino, de desarrollar su propia legislación para alcanzar este fin. Y parece que el camino que está recorriendo España en esta materia está siendo largo.
Javier Wilhelm explica que ‘se ha tardado 10 años, pero por fin todo parece indicar que nos pondremos a la altura de muchos países europeos’. Wilhelm expone que ya hace tiempo que, siguiendo la directiva europea de 2008, buena parte de los países miembros apuestan por impulsar la mediación profesional para fomentar la resolución adecuada de litigios. Wilhelm cree que de este modo se puede ‘asegurar una vía humana, próxima y ágil para resolver disputas que no pueden esperar años para ser resueltas’.
El codirector del Máster en Mediación Profesional de la Barcelona School of management hace una valoración muy positiva del anteproyecto de ley. Para Wilhelm, que la mediación sea obligatoria en diferentes ámbitos, significa una mejora para la administración y para los particulares. Por cada conflicto que se resuelva mediante un pacto consensuado, la maquinaria jurídica y el consecuente dinero que nos cueste a todos los ciudadanos, deja de ponerse en marcha. Esta medida por lo tanto, descargará los juzgados y ayudará a reducir costes, pero sobre todo dará espacio a la gestión de muchos conflictos que no encontrarían resolución en el ámbito judicial. Según Wilhelm, ‘cuantos más asuntos se resuelvan a través de la mediación, más educaremos a nuestra sociedad en la co-responsabilización, la participación activa y la educación en el diálogo como forma adecuada de resolver diferencias’. Por otra parte, también significará un beneficio para los particulares porque la mediación implica ‘un ahorro de tiempo, de dinero y del coste emocional’. De este modo la mediación no solo aparece como la solución más eficiente, también como ‘la más humana a un conflicto’ promulga Javier Wilhelm.
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